En términos de los efectos institucionales de la política educativa durante veinte años, se hizo posible la expansión del acceso de la población al sistema educativo y aumentó la permanencia. Consonantemente, se generaron expectativas inusitadas en la educación por parte de las familias. Las esperanzas puestas en la educación, especialmente de los sectores rezagados, se expresaron en la demanda de acceso a condiciones mínimas de bienestar.
En este sentido, los cambios en la eficacia externa no implicaron cambios en el desempeño institucional. La “masificación escolar”, no hizo sino disimular un proceso de ineficiencia e inequidad persistente. La eficiencia institucional, empero, es también resultado de factores extra-escolares. Aunque se haya expandido, el sistema educativo fue afectado por la estructura social generando un modelo ambivalente: universal y abierto en su base, pero selectivo y discriminatorio en la cúspide. La indiferencia institucional a las diferencias sociales, propia del sistema educativo paraguayo, fue el principio sobre el cual se erigió la desigualdad de condiciones en las que se escolarizan los diferentes sectores de la sociedad.
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