La participación del impuesto a la renta personal (IRP) en la estructura del impuesto a la renta fue de solo 3,2% en 2015, de acuerdo con el ex ministro de Hacienda, Dionisio Borda, quien difundió un análisis titulado “Desempeño e Institucionalidad Tributaria en Paraguay”, junto con el economista Manuel Caballero. La publicación es responsabilidad del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep).
“Para que el IRP se convierta en un pilar del sistema impositivo son necesarias algunas modificaciones que podrían ser: poner límites a la deducibilidad de los gastos, incluir la renta global y rebalancear la progresividad del impuesto”, son las tres recomendaciones de los analistas citados.
LO DEDUCIBLE. A criterio de la publicación, la deducibilidad del IRP podría ser delimitada a los tramos de ingresos superiores. Así, se podría limitar la deducción total al 80% de los ingresos brutos superiores a G. 600 millones, 70% de los ingresos brutos superiores a G. 1.500 millones, 50% de los ingresos brutos superiores a G. 3.000 millones y 30% de los ingresos brutos superiores a G. 6.000 millones. De acuerdo con los autores, la idea de poner límites a la deducibilidad es que, manteniendo la misma tasa impositiva, quienes tengan mayores ingresos contribuyan con una mayor proporción de sus ingresos.
Dado que actualmente el IRP solo abarca la renta de fuente nacional, según Borda y Caballero, la inclusión de la renta global permitirá que se tribute también sobre, por ejemplo, los ingresos generados por inversiones en el exterior. Esto es respetando los acuerdos hechos con administraciones tributarias de otros países para evitar la doble tributación.
REBALANCEO. El análisis sostiene también que el rebalanceo de alícuotas puede permitir que se descargue un poco más a la clase media y hacer más fácil la formalización de los ingresos más bajos. En este contexto, puede ser interesante mantener la alícuota de 10% para ingresos superiores a 120 salarios mínimos anuales, 8% para ingresos superiores a 60 salarios mínimos anuales y 1% para ingresos superiores a 36 salarios mínimos anuales, este último tramo con un régimen simplificado y una alícuota aplicada a los ingresos brutos, según interpretan los expertos. Este rebalanceo facilitará la formalización, permitirá un mejor control y promoverá una mayor equidad.
El informe concluye que la participación de los impuestos directos, de 19,8%, está muy lejos del promedio de la región.
Fuente: Diario Ultima Hora