En el Paraguay las poblaciones más pobres no poseen la capacidad para reaccionar oportunamente ante los cambios, ni tampoco disponen de ahorros para las emergencias, por lo tanto son las más vulnerables al cambio climático. La economía del país es altamente dependiente de la agricultura y la ganadería, por lo que eventos extremos como fuertes tormentas, inundaciones y sequias, afectarían las infraestructuras sanitarias y de respuesta para apoyar a las poblaciones más desposeídas, así como el acceso al alimento; la pobreza se ha urbanizado en cinturones de gran marginalización entorno a los grandes centros urbanos del país, es una pobreza amparada en el subempleo y con precario acceso a infraestructura y servicios básicos excepto electricidad. La extrema pobreza se mantiene como un fenómeno rural con una alta dependencia de esos hogares de las actividades agrícolas.
Un aumento de los parámetros climáticos como la temperatura y la humedad, incrementará las poblaciones de vectores de importantes enfermedades como la fiebre amarilla, hantavirus, virus del Nilo, las leishmaniosis y otras enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, así como las enfermedades vehiculizadas por el agua. En un esfuerzo por adaptarse al cambio climático es perentoria la información y capacitación de las poblaciones más vulnerables, del fortalecimiento de las infraestructuras y del saneamiento básico, así como de la vigilancia en los servicios de salud. La adaptación al cambio climático debe llevarnos a obtener respuestas concretas ante el iirreversible impacto climático previsto para la región.
De eso y mucho mas nos habla la investigación proveída por el Instituto Desarrollo, miembro de nuestra plataforma.
Puede acceder al estudio, aquí