La salud ocupa un lugar relevante en la sociedad, por lo que la manera que en ella se atienden y resuelven los problemas sanitarios refleja los principios y valores sobre los cuales ésta se organiza.
Los procesos que ocurren en el campo de la salud no suceden de manera independiente, sino que más bien se interrelacionan con otros campos sociales como la educación, la economía y la política. Por otra parte, los resultados sanitarios, es decir, aquellos que se identifican con la mejora de la salud y la reducción de la enfermedad son necesarios para el desarrollo económico y social y son al mismo tiempo una medida del desarrollo. Por lo tanto, en un marco social coherente los valores y principios que orientan el desarrollo del sistema sanitario son consistentes y coherentes –o deberían serlo– con los valores y principios que orientan el desarrollo económico y otros sectores sociales.
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