Se cumplen 25 años del Golpe que en 1989 permitió la apertura política y el inicio de un complejo periodo de construcción y consolidación de la democracia en Paraguay. En una sociedad donde la ley del más fuerte prevalecía en casi todos los campos de la vida social, económica y política, en aquel entonces el futuro parecía anunciar que las fronteras del autoritarismo se correrían con facilidad, ampliándose los espacios de convivencia democrática y respeto a los derechos conquistados formalmente.
Los años que vinieron mostraron que el ejercicio de la democracia debía abrirse paso a codazos y que nada estaba dado. Fue así, y sigue siendo así, en la función pública paraguaya, uno de los espacios más rezagados en cuando al cumplimiento de los principios establecidos por la Constitución de 1992, como la igualdad y la idoneidad.
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