Este trabajo trata de aspectos claves de la cultura de baja tributación en Paraguay, exponiendo las ideas regresivas generales en las que se enmarca, ideas que están en línea con la negación de impuestos y sus malas prácticas: la negativa a construir un Estado de acuerdo con los ideales compartidos, el déficit de ciudadanía y los bloqueos de la democracia política. Estos obstáculos se contrastan con los horizontes del bienestar y la creación de nuevos derechos, que están asociados con la construcción de un posible estado democrático y social.
La estadística es elocuente. Paraguay tiene poco más que el 13,5% de presión tributaria, casi toda indirecta. Eso, hace que tenga muy poco Estado, con capacidad de fomentar el desarrollo y de compensar la desigualdad.
A la pequeñez de los montos, se suma la fl agrante injusticia tributaria. El 80% del ingreso público es de impuestos indirectos, que son regresivos. Los pagan, sobre todo, los más pobres. En cambio es pequeño el impuesto a la renta, un poco más que 20%.
El país se encuentra entre las sociedades más desiguales del planeta. La mitad de la población vive con 92 dólares por mes o menos (EPH, DGEEC 2016a). Y el 10% más pobre, con 35 dólares por mes o menos. Entre los más ricos, 175 personas poseen más de 30 millones de dólares y generan el 90 del PIB. Esto se sabe, se mide y se publica, con la complacencia (casi) general de la ciudadanía y de los dirigentes.
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