Luego de 25 años de advenimiento de la democracia, sin el aparato represivo de la dictadura, y aun habiendo cambiado radicalmente la situación, el Estado no está del todo preparado para orientarse al mejor estándar internacional de cumplimiento de los derechos humanos, con una debilidad institucional crónica que permite brechas donde se pueden dar aún violaciones por parte del Estado, si bien no en las mismas circunstancias ni con el mismo tipo de víctimas.
Ha habido muchos avances en derechos humanos, pero cuando éstos no pasan de ser logros formales, y a la vez no se solucionan los problemas sociales históricos, se amenaza la misma estabilidad democrática.
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