El patrimonialismo y el clientelismo han sido, históricamente, prácticas comunes en el devenir político-institucional del Paraguay, dificultando la consolidación formal de un Estado de derecho, en el sentido que la teoría jurídica y la teoría política contemporáneas asignan a dicho concepto.
Las largas décadas de autoritarismo, que ocuparon la mayor parte del desarrollodel siglo XX en Paraguay, fortalecieron el círculo vicioso a partir del cual la corrupción fue naturalizándose a la fuerza.
El advenimiento de la democracia formal y de las libertades públicas, tras el golpe de Estado de 1989, y principalmente a partir de la sanción de la Constitución de 1992, permitió que el tema de la corrupción pasara a ocupar un lugar destacado en los análisis periodísticos.
Ahora, si bien es perceptible que la ciudadanía identifica al fenómeno de la corrupción como moralmente condenable, cabe preguntarse si la considera también una traba objetiva para el desarrollo nacional y, en consecuencia, como uno de los factores causantes de la pobreza estructural en que se encuentra sumida una parte importante de la población, además de relacionarse con la deficiente y, en algunos casos, inexistente prestación de servicios públicos de calidad.
La presente Nota de Debate analiza percepciones ciudadanas en torno a prácticas de corrupción en la esfera pública y su impacto en el desarrollo de la calidad de la democracia. Para acceder a la misma, ingrese aquí